El Corazón de Jesús está queriendo ser glorificado en sus abandonos

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“Estaban de pie junto a la cruz.” (Jn. 19.25.)

La pasión impedida

 

Qué buena traducción de las palabras con que el evangelista describe la obra de las marías en el calvario, me parece está:

El Corazón de Jesús necesita principalmente de sus Marías, no para que impidan la pasión, sino para que lo glorifiquen en ella.

Las Marías y su Madre y Maestra, María Santísima, ¿qué hicieron para impedir la Pasión? No se lee que  le ahorrasen al Señor ni una caída, ni un solo golpe, ni un solo salivazo.

Nuestro corazón,  dejado llevar de un sentimiento más humano que sobrenatural, quizás verían con más gusto a la Verónica tapando la boca que iba a escupir a su  Señor con una fuerte  bofetada, que enjugando con su toca la saliva arrojada a su rostro; tal vez se enardecería más ante la figura de la Magdalena arrancando varonilmente del verdugo la lanza con que iba a herir, o la caña con la que iba a amargar a su Señor, que echada a sus pies de su Cruz para que sobre ella cayeran las ultimas gotas de su sangre divina..

Y ¡qué!, ¿no cuadraba mejor con nuestro modo de pensar, de querer, y de sentir, el que entre los golpes de los crucificadores y las  manos de su Hijo se hubieran interpuesto las manos de la Madre y entre la cara que recibe salivazos y bofetadas y los que arrojan, la cara de Ella?

La pasión glorificada

 

Y, sin embargo, no fue esa la misión de las Marías en el Calvario. Ven, oyen, se les desgarra el alma de pena, de indignación de compasión y según el Evangelio no hacen más que esto: llorar mirar enjugar saliva, envolverlos en aromas y estarse allí…

Marías, Discípulos, sucesores de aquellas Marías y de aquel único discípulo fiel ¡qué grande he sentido vuestra misión en esos Calvarios que sobre cada Sagrario van levantando los sucesores de aquellos crucificadores!

Jesucristo no deja de padecer; más aún, en los inescrutables designios de Dios, entra que este siempre ¡qué pena!, siempre enhiesta la Cruz del abandono y de la ingratitud sobre cada copón consagrado…

La Pasión acompañará siempre  a Jesús en sus caminos de la tierra… ¿podéis cerrar bocas que le escupan, manos que le abofeteen?, hacedlo enhorabuena pero sabed primero que así y toda la Pasión será la compañera del Jesús de vuestros Sagrarios y después, que lo que Él quiere principalmente de vosotras es que pongáis de allí, muy cerquita, muy pegaditas a Él, a hacerle lo mismo que  vuestras hermanas mayores y Maestra , esto es, que le lloréis, que le miréis ,que le sequéis las salivas, que le perfuméis y que os estéis allí…

Ese es vuestro oficio, esa vuestra gran misión, darle gloria cuando vuestros  hermanos los hombres le dan pasión.

Del libro de San Manuel González, Obispo.
Que hace y que dice el Corazón de Jesús en el Sagrario.